El sector energético nacional se recuperó parcialmente tras un año (2013) en el que mostró todas sus falencias. Condiciones coyunturales, menor consumo por la desaceleración económica y algunas mejoras le permitieron transitar un 2014 sin sobresaltos. Sin embargo, de no corregir aspectos técnicos y de tarifa (una de las más bajas del continente), el servicio podría verse afectado a futuro.
La Asociación de Profesionales Universitarios del Agua y la Energía Eléctrica publicaron su diagnóstico anual donde se describe la actualidad del sistema nacional eléctrico. Allí, entre varios aspectos, los especialistas destacan que para los próximos 11 años se necesitarán inversiones por 47.000 millones de dólares para «corregir y mantener en el tiempo el balance de oferta y demanda de energía eléctrica».
El dato, surgido de un exhaustivo análisis que incluye una proyección de la demanda, destaca que el parque de generación actual cuenta con una potencia instalada de 31.427 MW, de los cuales el 59,8% corresponde a generación térmica; un 35,3%, a hidroeléctrica; un 3,2% a nuclear y el restante 0,6% a fuentes renovables. Más allá del número final de capacidad instalada, el informe pone de relieve que la oferta disponible para satisfacer la demanda del mercado es de 24.498 MW.
En cuanto a infraestructura, se reseña que en los últimos diez años se incorporaron más de 4.500 kilómetros de líneas de 500 kV (14.000 km en total) y casi 5.000 km de líneas de 132 kV y 220 kV (16.000 km). Sin embargo, aclaran que los sistemas de distribución troncal de 132 kV presentan «importantes cuellos de botella» en regiones con sistemas eléctricos de alta vulnerabilidad como Buenos Aires, el NOA y NEA.
Sobre la demanda, el informe que analiza hasta diciembre del 2013 estableció que durante ese año alcanzó 129.820 Gwh y si bien el crecimiento en una década fue del 50%, se consolida la tendencia de una desaceleración, advertida desde el 2010. La demanda argentina está repartida en un 40% por el consumo residencial, un 13% de los usuarios menores a 10 kW; un 16% clientes con consumo de entre 10 kW y 300 kW y el 31% grandes consumidores (más de 300 kW).
Sobre el análisis del comportamiento de los usuarios, los especialistas concluyen en que la tasa de demanda de potencia creció por encima de la del consumo de energía. Esto –explican– muestra una tendencia a incrementar los picos de potencia «como consecuencia del mayor uso de artefactos para climatización» (aires acondicionados).
Finalmente se menciona que los planes de incorporar nueva demanda incluyen unos 3.700 MW en los próximos cuatro años, fundamentalmente de centrales térmicas, y además se anotan otros 4.000 MW correspondientes a hidroeléctricas, que recién se sumarían para el 2020 ó 2022.