En el marco de la semana aniversario, en la mañana de hoy, autoridades de CALF, junto al personal conmemoraron con el descubrimiento de una placa, el reconocimiento absoluto a los Socios Fundadores y a todos los empleados de la Cooperativa.
El acto se llevó a cabo en el hall de la Sede Central de CALF, donde estuvieron presentes, los integrantes del Consejo de Administración, delegados, jubilados y empleados de todos los sectores internos que forman parte de la vida de nuestra entidad solidaria y representantes gremiales.
“Hoy es un día muy importante para la ciudad de Neuquén. Hace 82 años, un grupo de vecinos se organizaron con un fin solidario, dieron vida a la Cooperativa más grande de la Patagonia y única en Latinoamérica, y que a pesar de muchos altibajos supimos los neuquinos defender y darle continuidad” sostuvo Fernando Garayo, presidente de CALF.
“El desafió que nos queda es seguir acompañando el crecimiento de la ciudad, por el lado del servicio eléctrico continuar con la prestación moderna y eficiente. En cuanto a los servicios sociales, perseguir con las capacitaciones gratuitas y abiertas a la comunidad, con las tareas de prevención de la salud, es decir, avanzar con nuestro trabajo solidario, siempre cerca del asociado y al vecino. Tal como lo soñaron nuestros fundadores” afirmó Garayo.
“CALF cuenta con un gran plantel de trabajadores, comprometidos con la Cooperativa y los asociados. Ellos son quienes le dan vida, son quienes vuelcan su experiencia y podemos seguir construyendo esta entidad tan querida y reconocida por la comunidad. 82 años, significan que somos parte de la ciudad” manifestó el titular del Consejo de Administración.
Desde su nacimiento, CALF hizo un fuerte aporte al engrandecimiento de nuestra ciudad no solo en el sector eléctrico sino en la cultura, el deporte, la educación, la salud, el medio ambiente y la tecnología. Hoy cuenta con más de 90.000 asociados directos y 300.000 socios indirectos.
La Cooperativa nació antes de que Neuquén fuera declarada provincia. El Paraje Confluencia se convirtió en la gran urbe patagónica. De aquellas diseminadas farolas a kerosene que eran prendidas por los primeros operarios todos los días al caer el sol, a las modernas lámparas de vapor de sodio. La ciudad crece de manera vertiginosa y CALF junto a ella.