El centro de altos estudios promoverá el ahorro de energía y de agua, y la utilización de paneles solares y de terrazas verdes. Sustentables. Así deberán ser a partir de ahora los edificios que construya la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). En la penúltima sesión del Consejo Superior, la Casa de Trejo aprobó una normativa para que todas sus dependencias –incluidas aquellas ya existentes– se adecuen a la utilización responsable de recursos renovables, para promover el cuidado del medioambiente y mitigar el impacto del cambio climático.
El proyecto contempla cuatro aspectos centrales: la incorporación de medidores y otras disposiciones para el ahorro de electricidad; la introducción de sistemas de aprovechamiento de aguas grises y pluviales; la promoción de terrazas verdes para mejorar la capacidad de aislamiento de los edificios y la utilización de paneles fotovoltaicos para que la universidad se abastezca con energía renovable.
“La Universidad tiene que estar a la vanguardia de la sustentabilidad. Su responsabilidad es ser un ensayo continuo de este tipo de prácticas y diseñarse de manera inteligente. Debe convertirse en una referencia en esta materia. El cuidado del medio ambiente es una cuestión estructural que se debe tener en cuenta a la hora de planificar”, explicó David Perazzolo, consiliario estudiantil y uno de los impulsores del proyecto.
La UNC tiene más de 100 edificios, si se cuentan los de Ciudad Universitaria, las dependencias del Centro, la Manzana Jesuítica, el campo escuela y la reserva de Vaquerías. Para este año, el presupuesto de la Casa de Trejo previó una erogación de 190 millones de pesos en materia energética, aproximadamente. Las medidas apuntan a optimizar ese gasto.
“La preocupación por el uso racional de los recursos es clave. La universidad tiene que ser energéticamente eficiente. Por otra parte, sobre los edificios siempre se hace un cálculo sobre el costo de la obra y no sobre su mantenimiento. Por eso es importante su orientación, que los edificios viejos se readapten y que los nuevos consideren todos estos factores para gastar menos energía”, señaló el secretario de Planificación Estratégica de la UNC, Ian Dutari.
La nueva normativa se aplicará en el plan quinquenal de obras que la UNC diseñó para el período 2019-2023 y prevé una inversión de $950 millones. El edificio del Campus Norte, en Juárez Celman, también está pensado con esta lógica.
Ahorro
El ahorro energético es una las claves de la ordenanza. Establece mecanismos de evaluación para detectar posibles fallas y fugas, para luego instalar los correspondientes medidores.
Actualmente, la universidad trabaja para dotar de medidores a todos sus edificios. De acuerdo con lo que informaron desde el área de Gestión Institucional, restan de instalar 24.
La ordenanza también promueve el uso racional de la energía, regulando los aires acondicionados en 24 grados y la utilización de luces Led en todas las dependencias nuevas y su reemplazo en las viejas. Además, prevé la incorporación de sensores de movimiento en las aulas.
Se está evaluando establecer un sistema de premios para las unidades académicas que tengan el mejor coeficiente de ahorro energético.
Además de promover una utilización responsable e inteligente del recurso hídrico, propone que todos los futuros edificios cuenten con un sistema de recolección de aguas grises y pluviales para su posterior utilización. Y que los depósitos de los inodoros cuenten con sistema de doble descarga.
“En la Facultad de Ciencias Exactas, se implementó una prueba piloto con baños de doble descarga y se produjo un ahorro de entre el 15 y el 20 por ciento de agua que se consumía”, apuntó Perazzolo.
Paneles
La introducción de paneles no sólo se traduciría en un ahorro para la UNC, sino que también permitiría volcar el excedente dentro de la red local. En la Facultad de Arquitectura, una de las más avanzadas en la introducción de criterios sobre sustentabilidad, estiman que el año próximo podrán incorporar los primeros paneles fotovoltaicos.
“Es importante que estemos en sintonía con las discusiones que se están dando en el mundo sobre cambio climático”, señaló la decana de la Facultad de Arquitectura, Mariela Marchisio. “Por un lado, la Universidad está muy comprometida en relación con los objetivos 2030 de los ODS y nos debíamos trabajar en el impacto que generamos desde nuestras construcciones. Esperemos que el año que viene podamos contar con los primeros paneles en la Facultad”, añadió.
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