Sin conocer la letra chica de lo que estaría por anunciarse, desde FISFE advertimos que en caso de concretarse la desdolarización de los valores que perciben las generadoras eléctricas, se daría para la industria santafesina un paso adelante en pos de recuperar niveles de actividad. La decisión de atar las tarifas energéticas al dólar, que tomó la gestión de Cambiemos, fue un golpe letal para muchos sectores productivos y para los ciudadanos, medida que además nos retrotrajo a la década del 90.
Tanto en el período de la convertibilidad, como en los últimos cuatro años, los resultados demuestran que no hay una relación directa entre una mayor rentabilidad de las empresas mayoristas del mercado energético, con una multiplicación de inversiones en el sector.
La gran pregunta que debemos hacernos es cómo evitar que en cada coyuntura económica de un país como el nuestro, los impactos cambiarios se trasladen a las tarifas que paga el usuario común y el sector productivo. Y no es tan sencillo desvincular el precio resultante de la energía del costo económico que surge de su producción, sin un análisis riguroso. Pero creemos que deben generarse esos mecanismos, que fijen tarifas locales en pesos y que al mismo tiempo hagan posible sostener ecuaciones que hagan rentable la actividad de las generadoras. Lo que se necesita para esto es una planificación de largo plazo con participación del Estado en la toma de decisiones, que priorice los sectores estratégicos para el desarrollo nacional.
Finalmente, decimos que en un contexto de caída del mercado interno, una inflación persistente y alta capacidad ociosa en la industria, la decisión de desdolarizar tarifas mayoristas de energía y los recortes de tasas que se vienen dando -y esperamos continúen hasta llegar a valores razonables y acordes a los que tienen otros países- son medidas que invitan a tener cierto optimismo en la posibilidad de recuperar a la industria, lo que es sinónimo de más generación de empleo y agregado de valor.
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