El mes pasado, Argentina realizó una subasta por u$s3.000 millones en proyectos de energía renovable que atrajo a licitantes extranjeros de Estados Unidos, España e Italia, entre otros. Ninguno de los grandes nombres obtuvo contratos, luego de que se asustaron de lo bajo que cayeron los precios.
En cambio, empresas argentinas como YPF Energía Eléctrica, Central Puerto y Neoen resultaron ganadores en una apuesta por vender electricidad de 66 nuevas plantas de energía, con ofertas de hasta 31% para energía eólica y 27% para solar.
La salida de algunos de los principales desarrolladores de energía renovable del mundo -desde la española Acciona y la italiana Enel Green Power hasta AES de EE.UU.- pone de relieve una prolongada duda sobre la inversión en Argentina. El país tiene una economía en apuros, una historia de nacionalización de empresas de propiedad extranjera y una calificación crediticia comparable a la de Sri Lanka. Todo eso aumenta el riesgo de trabajar allí y amenaza con mantener a las grandes compañías internacionales fuera de un mercado que está acelerando las instalaciones solares y eólicas.
«Los jugadores locales tienen una percepción diferente del riesgo en comparación con los grandes jugadores internacionales», dijo Ana Verena Lima, analista de Bloomberg New Energy Finance en San Pablo. «Los precios en las subastas son bajos dada la madurez del mercado argentino y las incertidumbres que aún rodean al país».
La economía de Argentina se ha contraído en tres de los últimos cinco años, pero está mostrando signos de recuperación desde que el presidente Mauricio Macri tomó las riendas del a fines de 2015. Se espera que el producto interno bruto se expanda 2,8% este año y más de 3% el próximo año. Si bien la calificación crediticia del país fue elevada en octubre por S&P Global Ratings, sigue siendo cuatro niveles por debajo del grado de inversión. Eso lo pone en línea con mercados emergentes como Jordania, Kenia y Senegal.
Eso está dando confianza a las empresas locales, incluso cuando los inversores extranjeros en energía limpia siguen siendo cautelosos. El precio promedio de las ofertas ganadoras fue de u$s41,23 por megavatio-hora para la energía eólica, en comparación con u$s59,40 en una subasta similar en octubre de 2016, y de u$s43,46 por energía solar, por debajo de u$s59,70 por megavatio-hora el año anterior.
Subasta exitosa
Desde cualquier punto de vista, la subasta de noviembre fue un éxito para Argentina y sus desarrolladores locales. Las nuevas centrales eléctricas agregarán 1.409 megavatios de energía limpia a la red de Argentina. Eso va a ayudar a Macri a alcanzar su objetivo de obtener el 20% de la energía del país a partir de fuentes renovables para 2025.
La demanda fue tan fuerte que el gobierno ya está planeando otra, la cual se espera en las próximas semanas. Participantes en la subasta de noviembre propusieron 9.400 megavatios de plantas de energía, casi ocho veces más que los 1.200 megavatios de nueva capacidad que el país estaba buscando inicialmente. No se ha establecido una fecha para la próxima ronda, que agregará otros 600 megavatios de energía limpia al sistema eléctrico de Argentina.
Sin embargo, los precios serán aún más bajos. En las subastas de energía de Argentina, los reguladores establecen un techo y los participantes pujan por las tarifas a las que están dispuestos a vender electricidad, y las ofertas más bajas ganan contratos a largo plazo para entregar energía. El techo en la próxima ronda será de u$s40,27 por megavatio-hora para eólica y u$s41,76 para solar.
Eso aumenta la preocupación de que los precios han bajado tanto, que los proyectos ganadores de la subasta reciente pueden no ser económicamente viables. Los ganadores de subasta que no completan sus proyectos pueden socavar la confianza en la naciente industria. En Brasil, las compañías de energía han pagado multas y devuelto los contratos al gobierno luego de que una fuerte recesión depreciara la moneda y dificultara la alineación de financiamiento.
Javier Giorgio, presidente de la filial Andes de AES, que incluye a Argentina, Chile y Colombia, dijo que Argentina debería asegurarse de que las plantas eléctricas ganadoras terminen siendo construidas.
www.baenegocios.com