De una suba de 98% en febrero, sólo se aplicó un 42%; habrá ajustes de 19% en noviembre y 17% en febrero de 2018; la diferencia se cubrirá en cuotas. Después de los traspiés de 2016, el Gobierno implementó este año el gradualismo llevado al extremo para moderar el impacto del aumento en las tarifas de electricidad sobre los bolsillos, a tal punto que los usuarios pagarán una parte de los ajustes concedidos a Edenor y a Edesur en 48 cuotas a partir de febrero del año próximo.
En otros términos: los clientes de ambas distribuidoras tendrán un recargo que deberá definir el ENRE, el ente regulador del sector, y se les aplicará por cuatro años, dos más de los que dura la administración de Mauricio Macri.
Varios documentos que consultó LA NACION muestran que el Ministerio de Energía, a cargo de Juan José Aranguren, ya definió los futuros aumentos para ambas distribuidoras metropolitanas.
Más allá de la molestia que los aumentos de tarifas generan en algunos consumidores, se trata de un paso fundamental para el Gobierno, debido a que si las empresas reciben ingresos inferiores a los necesarios para mantener su operación, tienen más argumentos para deslindar su responsabilidad con respecto a la calidad del servicio, que suele provocar los cortes en el servicio.
En octubre del año pasado, finalizó la revisión tarifaria integral (RTI), un procedimiento que establece el marco regulatorio de la electricidad, en el que las empresas presentaron su pedido de ajuste tarifario para los próximos cinco años.
Sobre la base de su propio análisis, el ENRE, un ente autárquico que está en la órbita de Energía, dispuso un aumento del 98% para Edenor y Edesur. Según el organismo, era el número adecuado para que ambas empresas cumplieran con la mejora en la calidad del servicio a la que se comprometieron en la RTI.
Sin embargo, la cartera de Aranguren le envió por carta al ente regulador una instrucción para repartir ese ajuste en tres partes, en el marco de la denominada «gradualidad» que proclama el Gobierno al momento de disponer ajustes en las facturas de los servicios públicos.
Así, el aumento de la electricidad autorizado a ambas empresas fue del 42% en febrero pasado, pero habrá un nuevo ajuste del 19% en noviembre próximo y del 17% en febrero de 2018. El impacto directo sobre la factura será menor, porque el servicio de distribución es sólo uno de los tres componentes que forman parte de la factura, a lo que hay que sumar los impuestos nacionales y provinciales.
En la práctica, la aplicación de esos porcentajes hará que un usuario de bajo consumo (entre 151 y 325 kW) sin tarifa social en la concesión de Edenor pague un costo fijo mensual de $ 31,74 desde febrero, de $ 37,44 en noviembre y de $ 44,16 en febrero del año próximo (los dos últimos casos representan una suba de casi 18% con respecto a la cifra anterior).
Costo variable
Subas similares se le aplicarán en el denominado costo variable, que cubre el consumo efectivo de energía, que pasará de $ 0,1647 en febrero pasado a $ 0,2291 el mismo mes del año próximo.
La diferencia entre el 98% de aumento que según el ente regulador se debía aplicar desde el mes pasado y la aplicación efectiva de los aumentos se cubrirá en cuotas a partir de febrero del año próximo, según figura en una nota enviada por Energía al ENRE el 31 de enero pasado.
Allí se dispuso que «el ENRE debe reconocer a Edenor y a Edesur la diferencia del VAD [la remuneración para las compañías por el servicio de distribución] que se produce por la aplicación de la gradualidad del incremento tarifario reconocido en la RTI en 48 cuotas a partir del 1° de febrero de 2018».
Los usuarios del servicio eléctrico pagarán esas cuotas, que se incorporarán al valor del servicio de distribución en cada factura. El ente regulador definirá más cerca de esa fecha el número, pero como las cuotas se extenderán en el tiempo es probable que queden muy disimuladas en la factura final.
En términos similares, Edenor informó de esa situación en sus balances de 2016.
Sólo una parte
Los aumentos para las empresas distribuidoras son una parte de la factura final que pagan los consumidores. Allí también conviven el transporte de la electricidad y el costo de generación de la energía, que pese a los últimos ajustes está retrasado en la Argentina y se cubre con subsidios del Estado.
La remuneración para los generadores se define en el denominado precio estacional de la energía, que tiene una revisión trimestral. En el marco de su plan para reducir subsidios, el Gobierno espera volver a recomponer esos valores en noviembre, después de las elecciones, por lo que esos aumentos se sumarían a los que recibirán las distribuidoras.
Además, la RTI contempla que Edenor y Edesur tengan recomposiciones adicionales en su tarifa según la marcha de la inflación. Por caso, si el índice de precios superará el 5% en el semestre que va desde el mes pasado hasta agosto, algo que muy probablemente ocurrirá, según la marcha de la inflación hasta ahora (fue de 2,5% en febrero y se espera cerca de un 2% para este mes), las empresas tendrían que ajustar sus tarifas. El Gobierno está dispuesto a otorgar ese ajuste adicional, pero podría postergarlo para noviembre o el año próximo, como hizo con los aumentos derivados de la RTI.
Los aumentos de la luz
Febrero: El ENRE dispuso un aumento del 98% para Edenor y Edesur, pero el Gobierno sólo aplicó un 42%, que representan una parte de la factura de electricidad.
Noviembre: Para saldar una porción de la suba que les adeuda a las distribuidoras, la remuneración a las empresas volverá a ajustarse 19% este año.
Febrero de 2018: La otra parte se ajustará el año próximo y rondará el 17%.
Cómodas cuotas: La diferencia entre el 98% otorgado y la manera de implementarlo se cubrirá en 48 cuotas mensuales desde febrero.
Gradualismo al máximo: Facsímil de la resolución del ENRE, en la que se compromete a pagar en cuotas el aumento que les debe a Edenor y Edesur.
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