La energía eléctrica es un recurso que debe ser utilizada por los usuarios de manera responsable y solidaria, evitando su derroche. Para poder hacerlo, debemos cambiar ciertas hábitos y costumbres en nuestros actos cotidianos, sobre todo en aquellos sectores que no están regularizados los cuales hacen un uso inadecuado de la electricidad.
Hay varias pautas que tener en cuenta y llevar a cabo un uso responsable de la electricidad:
• Controlar el correcto funcionamiento de los artefactos eléctricos y de las instalaciones de su propiedad. Una instalación en malas condiciones desperdicia energía, puede dañar sus artefactos y es factor de riesgo para los habitantes del lugar.
• Utilizar células fotoeléctricas para controlar la iluminación externa.
• Regular la temperatura del equipo de Aire Acondicionado en 24 grados. Evitar su encendido si no se está en el lugar.
• Colocar burletes en puertas y ventanas.
• Utilizar lámparas de bajo consumo en todos los ambientes.
• No sobrecargar un tomacorriente y evitar el uso de triples, reemplazándolos por zapatillas.
• No guardar alimentos calientes en la heladera.
• Utilizar el lavarropas cuando se alcance la cantidad recomendada por el fabricante.
• Desenchufar las herramientas y artefactos eléctricos que no estén en uso, tomándolos siempre desde la ficha y no tirando del cable.
El uso responsable de la energía eléctrica es clave para disminuir cualquier tipo de emergencia ante una ola de calor.
Todo esfuerzo individual y colectivo dirigido a reducir el gasto innecesario de la electricidad es fundamental. Las prácticas y acciones que se implementan en una casa, institución, oficina o fábrica, para evitar el derroche energético, contribuyen sustantivamente y tienen el beneficio adicional de ahorrar dinero de la factura de electricidad de los socios-usuarios.